jueves, 6 de julio de 2017

Aparcamientos de bicicleta en Holanda

La bicicleta, como cualquier vehículo, necesita aparcar. Este es un asunto que se suele pasar por alto en las políticas de promoción de la bicicleta, usualmente centradas en la creación de vías ciclistas y otra infraestructura viaria como ciclo-calles, etc. Sin embargo, cuando las anteriores políticas de promoción comienzan a tener éxito, el aparcamiento seguro de bicicletas, no solo en la vía pública, sino en origen (hogares y comunidades de vecinos) y destino (centros de trabajo y estudio, centros comerciales y de ocio, estaciones del transporte público, et.) empieza a aparecer como un problema acuciante y, en ocasiones, como el principal "cuello de botella" para seguir avanzando en la promoción de la bicicleta.

Empecemos por decir que el espacio necesario para aparcar una bicicleta puede llegar a ser muy reducido, en torno a 0,5 m2 por bicicleta en las infraestructuras más compactas, como se puede ver en el cuadro adjunto, procedente del Manual Metodológico para la Intermodalidad Bicicleta Transporte Público

donde se pone de manifiesto el notable ahorro de superficie que significa el aparcamiento de bicicletas por comparación con el de automóviles. Pero aún así, cuando se trata de aparcar un gran número de bicicletas, el espacio total puede llegar a ser significativo. Siendo Holanda el país mas avanzado en las políticas de fomento de la bicicleta, no está de más echar un vistazo a las soluciones que en dicho país se han venido desarrollando en los últimos años para paliar este problema. 

Probablemente donde el mencionado problema de aparcamiento de bicicletas sea más acuciante es en las estaciones del transporte público, especialmente del ferrocarril, posiblemente el modo de transporte público más utilizado en Holanda y el mas popular para desplazamientos superiores a los 5-8 km, que no se realizan habitualmente en bicicleta. Según los datos mas recientes, el 42% (sic) de los desplazamientos en tren que se realizan en Holanda empiezan por un traslado en bicicleta desde el punto de origen a la estación. Esta es la causa del "problema" (*). Por poner un ejemplo, la Estación Central de Utrecht (el nudo ferroviario más importante de los Países Bajos) acoge diariamente a más de 175.000 viajeros. Si el 50% son accesos y de este 50% el 42% acceden en bicicleta, la estación necesita plazas de aparcamiento para al menos 37.000 bicicletas que acuden diariamente a ella. Así, la estación acaba de crear un parking cerrado y vigilado de bicicletas con capacidad para 5.500 bicicletas y está construyendo otro con capacidad para 12.500 bicicletas. 

Interior del parking de bicicletas de la Estación Central de Utrecht, con capacidad para 5.500 bicicletas. El parking es semi-subterráneo (el techo inclinado corresponde a las escaleras que dan acceso a la plaza construida sobre el parking). 

Al parking de la foto superior se acede desde el exterior mediante unas escaleras dotadas de guías para poder subir y bajar las bicicletas sin necesidad de cargarlas (en algunos casos dichas guías están dotadas de mecanismos eléctricos de ayuda), lo que constituye una infraestructura muy común en Holanda. Además cuentan con accesos peatonales a los andenes de la estación mediante ascensores y escaleras convencionales.

Acceso exterior al parking de la Estación Central de Utrecht

Junto a estos sistema, prevalecen en la mayoría de las estaciones y en la propia de Utrecht, los antiguos aparcamientos libres en superficie, pues los parkings cerrados distan todavía de satisfacer toda la demanda, aunque ese sea el objetivo a medio plazo. Éstos aparcamientos libres disponen de amarres a dos niveles por razones de espacio, iluminación nocturna y, como puede apreciarse en la imagen adjunta, cámaras de vigilancia

Parking exterior en la Estación Central de Utrecht

cuyo cometido es, además de la vigilancia, identificar las plazas libres mediante un programa de reconocimiento de imagen. El cartel en primer plano es un cartel para advertir de la vigilancia y contra el robo; viene a decir algo así como "te estamos vigilando". 

Pero lo parkings en las estaciones de tren, con ser la infraestructura mas llamativa en Holanda, no es la única. En el centro de Utrecht hay una decena de parkings vigilados de menor tamaño, cuyo objetivo es dar servicio a la población que se desplaza al centro para trabajar, hacer compras o simplemente pasear. Estos parkings, junto con los de las estaciones de tren (hay más de una en Utrecht) están gestionados por una empresa municipal de unos 100 trabajadores que prestan vigilancia a los mismos. Estos parkings se ubican en locales como el de la fotografía adjunta y cuentan con servicios adicionales como son consignas, préstamo (gratuito) de carritos de bebé (para las personas que vengan en bici con sus niños pequeños) o alquiler de bicicletas de carga.

Exterior de un parking municipal en una calle de Utrecht. En primer plano los carritos de bebé y una bici de carga. 

Para que la vigilancia de todos estos parkings públicos de gestión municipal sea efectiva, es preciso disponer de un sistema que garantice que cada usuario sale con la misma bicicleta con la que entró. El sistema para ello es simple y eficaz. Cada usuario pega en su bicicleta una pegatina con un código de barras y tiene otro código de barras que puede llevar consigo o simplemente coger en el propio parking. Un lector de códigos de barras toma nota de ambos códigos a la entrada, de modo que solo si ambos códigos coinciden también a la salida al usuario se le deja salir con su bicicleta. En la foto se ilustra este sistema: 

 Códigos de barras para identificación del par bicicleta - usuario.

Un sistema que se ha instalado recientemente son postes indicadores de plazas libres en los diferentes aparcamientos de bicicletas. Estos indicadores utilizan la información que envían en tiempo real las cámaras de vigilancia instaladas en los diversos parkings municipales o, en su defecto, relés de bajo coste instalados en los propios amarres de bicicletas. En la imagen uno de estos postes indicadores en una plaza de la ciudad. 

Poste indicador de plazas libres en los parkings de bicicletas de Utrecht.

Otro aspecto interesante de la política de aparcamiento de bicicletas en Holanda son los parkings provisionales para eventos en la calle como conciertos, teatro al aire libre, etc. Para ello se utilizan parkings provisionales muy fáciles de montar y desmontar, así como de plegar y transportar. En la foto uno de estos parkings que permiten colgar las bicicletas por el manillar y que se pliegan de manera compacta para su transporte (observar al fondo de la foto las secciones del parking plegadas y cargadas par su transporte). 

Parking provisional desmontable en una plaza de Utecht. Al fondo los elementos del parking desmontados y preparados para su transporte.

Finalmente, el municipio instala en locales vacíos en los barrios y a petición de los vecinos, aparcamientos de bicicletas que son alquilados por éstos por un módico precio. Los vecinos disponen de la llave de estos locales y guardan en ellos sus bicicletas en un régimen autogestionado. Complementariamente, el Ayuntamiento también instala mini-hangares metálicos para bicicletas en la calle, con un régimen de gestión similar. 

Parking y hangar para bicicletas en un barrio residencial de Utrecht


Junto a estos ejemplos de parkings públicos gestionados por el ayuntamiento, hay numerosos ejemplos de parkings privados. Prácticamente todos los centros educativos, centros de trabajo, comercios, etc. cuentan con algún tipo de facilidad de aparcamiento para sus estudiantes, trabajadores y/o clientes. Valga como ejemplo este aparcamiento en un sótano de una Facultad de la Uiversidad de Utrecht



O este otro aparcamiento en el patio de una escuela de enseñanza primaria:




Pese a todo este esfuerzo por dotar a las ciudades de una infraestructura segura para aparcar las bicicletas, la verdad es que la mayoría de los holandeses aparcan su bicicleta simplemente en la calle. Y hay que decir también que pese a la abundante oferta de aparcamientos en la vía pública, con un diseño bastante compacto además, falta espacio y a veces la acumulación de bicicletas en las calles llega a ser un problema. Para paliar en parte este problema algunas ciudades han dispuesto zonas acotadas y vigiladas en la vía pública para aparcar las bicicletas, como este parking al aire libre en Nijmegen, a escasos kilómetros del Utrech



En general el coste de todas estas infraestructuras públicas, incluyendo las vigiladas, es gratuito para los usuarios durante las primeras 24 horas, empezando a cobrarse a partir de ahí. 

Para evitar el aparcamiento indiscriminado de bicicletas en las calles, algunas ciudades han puesto en marcha programas de recogida de bicicletas mal aparcadas o abandonadas, este es el caso también de Nijmegen. El procedimiento es simple: los agentes encargados del servicio llevan a cabo cada cierto tiempo batidas para identificar estas bicicletas mal aparcadas (por ejemplo a la puerta de un comercio). Si la infracción no es grave, simplemente dejan una pequeña banda de papel atada a la bicicleta para avisar al usuario de que su bicicleta está en un lugar no adecuado para ello. Tras un periodo prudencial (alrededor de una hora) vuelven a pasar y si la bicicleta está en el mismo lugar la retiran y la llevan a un almacén. Este procedimiento es amable para el usuario (en el ejemplo anterior, si el ciclista simplemente ha entrado en al comercio para comprar algo, solo tiene que quitar la señal de la bici a salir y llevarla a otro sitio, sin mayor sanción) porque el objetivo no es sancionar sino simplemente evitar la acumulación de bicicletas sin motivo. 

Una vez retirada, la bicicleta es fotografiada y la foto subida a una página web donde se indica el almacén al que el usuario debe ir para recuperar su bici. Esta devolución tiene un coste que depende de la gravedad de la infracción. En la imagen una bicicleta recién recogida y con la banda de papel (amarilla) aún colocada en el portaequipajes, preparada para ser fotografiada en uno de estos almacenes:



Un sistema similar, que incluye la colocación de una banda de papel en la bici, se utiliza para identificar las bicicletas abandonadas en los parkings públicos, que se retiran una o dos semanas después de su colocación. Estas bicicletas son también enviadas a los almacenes citados. Tras unos meses sin ser recogidas, se reciclan de alguna manera a través de ONGs o se convierten en chatarra. 

Este reportaje sobre la política de aparcamientos de bicicletas en los Países Bajos no estaría completo sin referirnos brevemente a las OV fiets: La OV fiets son bicicletas de préstamo que se ofrecen a los asociados al sistema en las estaciones de ferrocarril holandesas, mediante un sistema muy similar al del servicio Bus+Bici que los Consorcios de Transporte ofrecen en algunas ciudades andaluzas, solo que a una mucho mayor escala y con un cierto coste para los usuarios. El servicio fué una propuesta de la asociación de ciclistas holandeses Fietsersbond y consiste en el préstamo de una bicicleta a los usuarios del transporte público que llegan a la estación para sus desplazamientos por la ciudad de destino. Como la bicicleta ha de devolverse en la propia estación, el sistema es muy económico al no tener gastos de redistribución. En 2014 se realizaron más de 1,5 millones de préstamos de OV fiets en todos los Países Bajos. En la fotografía, OV fiets preparadas para ser prestadas en la estación de Nijmegen. Como se puede apreciar en la foto, el servicio de préstamo de las OV fiets está a menudo asociado a otros servicios, como taller o tienda de accesorios para bicicletas. 



Hasta aquí esta breve reseña de las diferentes medidas que se han ido desarrollando en Holanda para solucionar el problema del aparcamiento de las bicicletas, un problema que no es baladí cuando de verdad se apuesta por promover la movilidad en bici. En España es posible que la mayoría de las ciudades consideren que están todavía muy lejos de enfrentarse a tales problemas, pero ello no es así. De hecho, en algunas ciudades españolas, como Sevilla, las asociaciones ciclistas consideran el aparcamiento seguro de las bicicletas como uno de los problemas más importantes a resolver, si no el más importante, para seguir avanzando en la promoción de la bicicleta. Por eso, conocer como se resuelve este problema en el país más avanzado del mundo en políticas de promoción de la bicicleta puede ser de enorme utilidad, también en España. 



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(*) Entre comillas, pues gracias a ello el radio de acción de las estaciones de tren holandesas se multiplica por un factor de 10 (y el área total por un factor de 100) respecto del radio de captación peatonal, lo que contribuye a hacer del sistema ferroviario holandés el más eficaz del mundo en cuanto a relación entre población servida y longitud de la red.

  

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