domingo, 2 de marzo de 2014

Parte de bajas

El Partido Popular es consciente de que representa a unos oligopolios (banca, grandes empresas del sector eléctrico, sector del automóvil, grandes constructoras, grandes terratenientes... ) que abusan de su posición cuasi-monopolista y son cada vez mas odiados por los ciudadanos. Por eso está obsesionado con tapar cualquier agujero por el que se les pueda escapar el "negocio". Ya sea mediante actuaciones concretas, o mediante la "regulación" oportuna, que siempre se presenta como una forma de "promover" e incluso "proteger" la actividad "regulada", pero "dentro de un orden" claro.

En una entrada anterior ya comentaba la regulación del auto-consumo de energía, que obliga a los auto-consumidores a pagar un peaje (el "peaje de respaldo") por la energía que ellos mismos producen y consumen.

Hace unos días, el histórico dirigente del campo andaluz Paco Casero iniciaba una huelga de hambre para protestar por las trabas a las que se enfrentan los emprendedores del sector de la agricultura y la ganadería ecológicas.

Mas recientemente aún, el Gobierno ha anunciado otra "regulación", esta vez del crowfunding. Con la excusa de evitar un posible "fraude" que nadie ha denunciado hasta la fecha en el sector, limita a 3.000 euros la aportación de cada inversor a cada proyecto, en una maniobra que supone el bloqueo de esta forma de inversión alternativa a los bancos y los fondos de inversión.

A los usuarios de la bicicleta nos suenan estas "regulaciones" que, como el casco obligatorio, con la excusa de protegernos se convierten en otras tantas trabas al desarrollo de nuestra actividad, sin que haya ninguna evidencia científica de su supuesta necesidad

Y no se trata de sectores ávidos de subvenciones que salen demasiado caros al erario público, como no se cansa de repetir la propaganda oficial. Ni los auto-consumidores de energía eléctrica, ni los agricultores ecológicos, ni las empresas de crowfunding, ni los ciclistas queremos subvención, prima o prebenda alguna. Simplemente queremos que nos dejen consumir la electricidad que producimos sin pagar un "impuesto revolucionario" a las eléctricas, que nos dejen cultivar la tierra sin tantas trabas burocráticas, que nos dejen autofinanciar proyectos en un plano de igualdad y sin depender de los bancos, que nos dejen pedalear con nuestra cabellera al viento... Que nos dejen en paz, vaya.

La situación es deprimente, porque si las grandes empresas de infraestructuras, las empresas del automóvil y las eléctricas, cuyos beneficios tanto cuida el PP, emigran al extranjero, como Iberdrola, pese las continuas atenciones y favores que reciben del Gobierno; y los sectores emergentes de la economía son continuamente hostigados desde ese mismo Gobierno ¿En qué vamos a trabajar los españoles de aquí a unos años?

Habrá que releer a Marx y aquello de que las revoluciones se hacen cuando las clases dominantes se convierten en un obstáculo al desarrollo de las fuerzas productivas....