Recientemente ha sido publicado un artículo acerca de los accidentes ciclistas en la ciudad de Vitoria titulado Análisis de la siniestralidad ciclista en Vitoria-Gasteiz en el periodo 2008-2011 que ha levantado cierta polvareda en las redes sociales en torno a alguna de sus conclusiones. Vaya por delante que se trata de un magnífico artículo, que aporta datos de indudable interés para la caracterización de la accidentalidad ciclista en las cada vez mas numerosas ciudades españolas donde el ciclismo urbano se manifiesta como un fenómeno emergente.
La polvareda se ha levantado por una frase que aparece en el Resúmen y luego en las Conclusiones: "Todos los años más del 50% de los siniestros se han producido en desplazamientos ciclistas por espacios peatonales..." Frase que algunos han interpretado como que circular en bicicleta por las aceras es menos seguro que hacerlo por la calzada. Esta interpretación la refuerza el propio estudio en sus Conclusiones, al afirmar que "aunque en principio pueda parecer que la circulación en bicicleta por espacios peatonales o por vías ciclistas es más segura, y a falta de más información sobre por dónde circulan los ciclistas en general, los datos indican que no es así".
La sorpresa, sin embargo, acecha unas líneas mas allá de la frase citada mas arriba, cuando se afirma que "Respecto a otros vehículos, elementos o agentes
implicados en siniestros con ciclistas, el vehículo motorizado es el más importante, ya que aparece en aproximadamente el 70% de los siniestros. Los accidentes con peatones implicados son de un 10%, y en otro 10% de casos los siniestros son debidos a caídas del ciclista". ¿Debemos concluir que los automóviles en Vitoria también circulan por las aceras?. El enigma lo resuelven los propios autores del estudio cuando aclaran que "Por lo que se refiere a la siniestralidad en espacios peatonales, es importante resaltar que no se trata solamente de incidentes entre ciclistas y peatones; las colisiones de ciclistas con vehículos motorizados al salir de garajes, y las colisiones de ciclistas y coches en pasos peatonales también fueron importantes fuentes de accidentes en este apartado."
Intrigado por el asunto, me puse en contacto con los autores del estudio, que amablemente me proporcionaron los datos en bruto. Del análisis de dichos datos pude deducir que, si se eliminan de los accidentes en "zonas peatonales" los que tuvieron lugar en pasos de peatones, salidas de garage y otros espacios singulares donde conviven peatones y vehículos a motor, el total de accidentes acaecidos en las zonas que podríamos definir como "exclusivamente peatonales", caía a porcentajes cercanos al 10%, lo que - ahora sí - coincidía con el porcentaje de accidentes causados por colisiones entre bicicletas y peatones.
Si de los accidentes en "zona peatonal" se eliminan solo los accidentes en pasos de peatones, lugares cuya definición como "zona peatonal" es bastante dudosa en mi opinión, los accidentes en "zonas peatonales" (incluyendo salidas de garages y otras zonas donde los peatones interaccionan con el tráfico motorizado) se elevan a porcentajes del orden del 30%, lo que no es despreciable, pero tampoco es "mas de la mitad".
En conclusión: los accidentes ciclistas ocurren, como era de esperar, en las zonas de fricción con el tráfico motorizado, ya sea en la calzada ordinaria, o en otros lugares donde no solo los ciclistas sino también los peatones interaccionan con el tráfico a motor y donde, previsiblemente y por las mismas razones, también habrán de producirse muchos accidentes peatonales.
Así pues, la percepción subjetiva que tienen muchos ciclistas de que circular por las zonas "exclusivamente peatonales" (aceras) es mas seguro que hacerlo por la calzada está plenamente de acuerdo con los datos objetivos. Si de verdad queremos que los ciclistas dejen de circular por las aceras, el único camino es ofrecerles vías ciclistas seguras segregadas del tráfico motorizado*. Tratar de convencerlos / convencernos de que los ciclistas circulan por las aceras porque tienen una falsa percepción del riesgo que corren en la calzada, mucho me temo que va a ser imposible**.
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(*) Me refiero, claro está, a las grandes arterias del tráfico motorizado, donde la reducción de la velocidad a 30 km/h y otras medidas de pacificación del tráfico, resultan por definición inaplicables.
(**) Incidentalmente, tampoco creo que se consiga con normas represivas, pues a fin de cuentas, la percepción del riesgo físico va a dominar siempre sobre la percepción de riesgo legal.
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